Hay personas que, aun cuando nieguen algo que se les pida, saben dejar contentas a aquellas personas que reciben la negativa. En cambio, hay otras que siempre dan, pero refunfuñando y poniendo tantos «peros» mientras dan, que al beneficiado se le quitan los deseo de recibir lo que había pedido.
Dicen las Escrituras:
“Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses.” Mat.5:42.
Así que debemos dar, pero dar con gracia, porque también dicen las Escrituras en otro lugar:
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre.” 2Cor.9:7.
¿Y si no tuviésemos lo que se nos pide? Bueno... en ese caso por fuerza tendríamos que decir «no»; pero al decirlo, procuremos que quien nos ha pedido quede tan contento como si le hubiésemos dado lo que nos pidió.
Ob. B. Luis, P. Baracoa, Jun. 1979
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